Los números de la economía llenan de optimismo a los libertarios y obligan a la política a acomodar sus estrategias. El Presupuesto se presta para negociaciones claves. Un asado en tono electoral.
La sensación que se repite en la política argentina es que se está ante un momento bisagra: Javier Milei acumula buenas noticias económicas que empiezan a perfilar una recuperación que puede dejar a más de un político opositor pedaleando en el aire. Por eso la dirigencia empieza a tomar esto en cuenta y se reacomoda. Los opositores más cercanos olfatean que algo se está gestando y, salvo por los ¿exabruptos? del Presidente, se muestran más en sintonía.
Del otro lado, los que se sienten más lejanos toman cada vez más distancia y actúan en consecuencia. Radicales como Martín Lousteau y Facundo Manes rompiendo el bloque de Diputados para mostrarse como opositores sin medias tintas. En el peronismo, en tanto, recrudece la tensión entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof, en una situación que solo preanuncia las disputas por el liderazgo opositor.
El mes de octubre fue verde en todo sentido. Los bonos subieron, el riesgo país se desinfló, el Central acumuló reservas de una manera récord para un octubre en los últimos 20 años. Pero el número que más miran en el Gobierno de Milei es el de la inflación.
Y en ese punto, octubre se perfila para romper una nueva barrera. Casi todas las consultoras cerraron sus informes con una inflación mensual debajo del 3%: EcoGo, 2,8%; C&T, 2,8%; OJF, 2.5%; Libertad y Progreso, 2,7%; M&A, 2,7%; Econométrica, 2,9%. Equilibra le da apenas por arriba, con 3,1%.
Con estas cifras, en esferas libertarias solo reina el optimismo. El TMAP (Todo Marcha Acorde al Plan) al que hacíamos referencia la semana pasada proliferó en las redes en los últimos días, siguiendo así los designios de Santiago Caputo. Una cuenta de X que justamente se le asigna extraoficialmente al asesor estrella deja en claro la visión y proyección con la cual en la Rosada encaran el 2025.